Kiki es una buceadora policial especializada en buceo forense y recuperación de cadáveres. Ha trabajado duro para ganarse el respeto del pequeño equipo de hombres que lidera. Cuando Kiki encuentra una mano cortada en el canal de Bruselas, conoce al inspector jefe Nick Cameyer. Al parecer, la mano fue cortada mientras su dueño estaba vivo. Nick cree que es una especie de ajuste de cuentas en el mundo de las drogas, pero Kiki, debido a sus antecedentes, tiene una visión muy diferente del caso, por lo que se ve obligada a enfrentar una profunda culpa del pasado. El suyo y el de su país.